Por Karina Micheletto
La infancia como viaje, y la literatura dedicada a la infancia, también entendida como viaje, con todo lo mágico y fascinante de las travesías recordadas, emprendidas o imaginadas. Así se presenta, y presenta sus objetivos, Filbita, el Festival Internacional de Literatura Infantil y Juvenil que, desde hoy y hasta el domingo, abrirá espacios para pensar, y también disfrutar, de esta literatura, con programación gratuita en diferentes ámbitos de la ciudad de Buenos Aires y La Plata.
“Este festival busca generar espacios para que ese encuentro se produzca y se multiplique; para que las infancias se nutran en viajes a países de maravilla, y la literatura sea universo y nave de desplazamiento para viajeros de todas las edades”, anuncian los organizadores, y la invitación, que suena a priori tentadora, se materializa en una cantidad de actividades que no sólo involucran libros y escritores, lecturas y narraciones, sino también situaciones que se cruzan con la música, las artes plásticas y el teatro.
Con el apoyo de editoriales como Norma, Kapelusz, Alfaguara, Adriana Hidalgo, Atlántida, Fondo de Cultura Económica, Edelvives y el colectivo Libros para Atesorar, de entidades como el Ministerio de Educación de la Nación, a través de su Plan Nacional Lectura, y de empresas como Simball para las actividades plásticas, Filbita 2012 traza el desafío: “Pensar y vivir las relaciones entre infancia y literatura a través de múltiples perspectivas que las atraviesan: la experiencia estética en los primeros años de vida, la música y la tradición oral, la ilustración, la construcción y el retrato de las infancias, los escritores (que también tuvieron infancia) y sus primeros encuentros con los libros, y la literatura como experiencia de vida compartida”.
“Pensamos que era importante poder generar un espacio de encuentro en el que pudiéramos convocar a los distintos lectores involucrados en el universo de libros para niños y jóvenes, y esos distintos lectores son tanto niños como adultos”, comienza aclarando Larisa Chausovsky, programadora del Filbita, un espacio que comenzó como una sección más del Festival Internacional de Literatura (evento que comenzará el próximo 12 de septiembre) y que este año, dada su repercusión, alcanzó status propio y separado. El espíritu, sin embargo, sigue siendo el mismo: generar esos espacios de encuentro, pensados para un público que excede el especializado, haciendo lugar a distintas manifestaciones artísticas que conectan con la literatura. “Convocamos a grupos como Los Musiqueros y 5 Encantando, gente con un gran respeto hacia la calidad y lo que las infancias merecen recibir. Y en teatro, a la compañía Tres Gatos Locos, con una experiencia interesante: ellos hacen una obra basada en el cuento ‘Negro’, de Liliana Bodoc. Al finalizar la función, la autora se suma para charlar con el público”, detalla la programadora.
“En el caso de la literatura para los primeros años de vida, la música y el ritmo están muy presentes, por eso cuando armamos una actividad específica, a la que llamamos De la cuna a la luna, pensamos en Magdalena Fleitas, y la visita de Yolanda Reyes es una gran alegría.” La colombiana, escritora y alma mater del reconocido espacio colectivo de taller, bebeteca, biblioteca y librería especializada Espantapájaros, se dedica especialmente a temas relacionados con la lectura, la literatura y la poética en los primeros años de vida, esos en los que los productores del Filbita han puesto el foco: “Queremos pensar juntos qué es lo que hacemos los adultos que estamos cerca de los chicos, cómo les damos la bienvenida para ingresar al mundo simbólico que los espera y que los precede, el del lenguaje. Pensar la experiencia estética en la primera infancia, teniendo en cuenta que somos adultos los que estamos todo el tiempo acercando los libros a los chicos, mediando”, definen. María Emilia López, otra especialista en el tema, estará a cargo de la moderación de esta mesa especial, que tendrá lugar mañana en la Biblioteca Nacional.
Ese mismo día, otra mesa se abrirá a las Infancias literarias, con los escritores Paula Bombara, Silvia Schujer y el mexicano Antonio Malpica, ganador del Premio Norma 2011 por su novela Margot. La pequeña, pequeña historia de una casa en Alfa Centauri. “Sabemos que no podemos hablar de una infancia, sino de infancias. Aun cuando conviven en el tiempo histórico, muchas veces los niños, protagonistas y lectores de historias, son construidos y se construyen de distintas maneras en la literatura”, marca la presentación de esta mesa. Desde esa convicción, se invita a dialogar acerca de esas diversas representaciones que posibilita la literatura. “Es un tema bien profundo, pero el desafío es el de un espacio que no busca ser académico. Lo que queremos es sentarnos a pensar entre lectores”, advierte Chausovsky.
Otro espacio destacado con escritores será el de Postales de infancia, pensado para hoy: Filbita invitó a ocho escritores (Victoria Bayona, Pablo De Santis, Eduardo Abel Giménez, Ruth Kaufman, Lucía Laragione, Clara Levin, Mario Méndez y Andrés Sobico) a mostrar textos inéditos alrededor de sus propias infancias, mostrando también hasta qué punto muchas de sus creaciones han nacido a partir de “pizcas de recuerdos” surgidos del territorio de la niñez. Finalmente, las del sábado y domingo son jornadas dedicadas a compartir, entre grandes y chicos, distintos momentos alrededor de la lectura. Se realizarán en las bibliotecas La Nube y Del Otro Lado del Arbol, de La Plata, respectivamente. “No fue una elección azarosa: quisimos reunirnos alrededor de lugares que habitualmente están haciendo esta tarea de propiciar el encuentro con los libros, asumiéndola como propia”, dice Chausovsky.
Durante estos dos días habrá talleres y actividades que cruzan la literatura y la plástica –entre ellos, un espacio en el que reconocidos ilustradores pintarán un mural en vivo en las paredes del patio de La Nube– o intervenciones colectivas como “El libro gigante de Filbita”. allí “chicos, grandes, altos y bajos” están invitados a crear un libro gigante, con textos e imágenes. Habrá también espectáculos musicales como los de Los Musiqueros y 5 Encantando, proyecciones de cortos, transmisiones de radio, juegos como la “búsqueda del tesoro literaria”, y un final de suelta de globos, con poemas escritos por los chicos. De todo esto habla con entusiasmo Chausovsky en diálogo con Página/12.
–Tras la experiencia de un primer Filbita el año pasado, ¿cuáles son los momentos que quedan como más satisfactorios?
–Postales de un viaje feliz... son las escenas que tienen que ver con la lectura compartida, el disfrute de chicos y padres pasando una tarde en torno de los libros. Y también las instancias de encuentro entre adultos, ver la pasión con la que se dieron, eso fue lo que dio la posibilidad de pensar este salto a un Filbita separado. Es gratificante cuando esa pasión se comprueba en un público que no es sólo el especializado.
–Mediadores, facilitadores, multiplicadores, como se los quiera llamar. En realidad son lectores que acompañan a otros lectores, y ésa es la forma de contagiar. La invitación es abierta a todos: padres, abuelos, tíos, hermanos mayores, maestros, bibliotecarios... De la mano de los chicos, claro.
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